Tras zarpar de la isla de los osos, estaban decaídos y Hércules decidió hacer una competición que consistía en no parar de remar.
En una isla Hércules pidió ayuda a Hilas pero el no estaba. Se fueron en el barco pero se dieron cuenta de que ni Hércules ni Hilas estaban pero fueron a dar media vuelta cuando apareció Glauco (el mensajero de Poseidón) diciéndoles que no se preocuparan por ellos que estarán bien.